El velero PEQUOD, comandado por Manuel Pardi Rial, acompañado por su esposa, la artista plástica mendocina, Silvana Rodríguez. partió desde Yacht Club Argentino, Dársena Norte, el sábado 23 de abril de 2022, dando inicio al Camino Azul.
La elección del lugar de partida del Pequod desde nuestro club no fue casual, ya que las autoridades, el Comodoro Alberto Urani, el Vicecomodoro Javier Zapiola y, sobre todo, la presidenta de la Comisión de Cultura, Gloria del Viso, mostraron en todo momento su decidido apoyo para colaborar en lo que fuera necesario. También fue fundamental la predisposición del Gerente, Claudio Cambria.
Después de un año de travesía, finalmente llegó el día tan esperado. El sábado 21 de octubre se dio la bienvenida al velero PEQUOD, junto al embajador de la Unión Europea, Sr. Amador Sánchez Rico, y su esposa. Además, estuvieron presentes otros embajadores y cuerpos diplomáticos de los países por los que pasó el velero, como Portugal, Brasil, Uruguay y España. Recibimos al Pequod con el sonido de gaitas y una gran celebración.
Después de estar sin navegar durante muchos años, Manuel Pardi comenzó su restauración y volvió a la Antártida en 2021 y planeó completar una peregrinación por mar y tierra hasta Santiago de Compostela, denominada Camino Azul Antártico.
La travesía tuvo su primera parada en Montevideo, luego continuó a Río de Janeiro y Recife, en Brasil, y desde allí recorrió un largo trecho hasta las Azores, un grupo de nueve islas portuguesas en medio del océano Atlántico, para finalmente llegar a Viana do Castelo, en Portugal. Posteriormente, el viaje continuó por Baiona, en España, antes de llegar a Vigo y emprender la última etapa a pie hasta Santiago de Compostela.
“El tiempo en el mar es diferente al de tierra, especialmente con una vela como la nuestra, que depende mucho de los vientos y las corrientes”, comentó Manuel, añadiendo que “nuestra estimación es de tres meses para llegar a Santiago de Compostela”. Silvana luego explicó cómo planificaron el suministro de alimentos durante todo el recorrido y aclaró que “comemos lo mismo que en casa, llevamos provisiones para un largo trecho y compraremos alimentos a medida que hagamos paradas. Llevamos fiambres, enlatados, verduras y no llevamos carne debido a las dificultades para conservarla, aunque contamos con una heladera”.
Silvana, que es pintora, comentó que “tendré muchos amaneceres y atardeceres para dibujar”. Respecto a la planificación de las guardias, implementarán un sistema de turnos de 24 horas para tener todo bajo control. Este sistema consiste en que uno de los tripulantes se encarga del rumbo de la embarcación mientras el otro descansa, cocina, lee, entre otras cosas.
Manuel describió que “navegamos las 24 horas del día e intentamos cubrir la mayor cantidad de millas posible. Nuestra estimación es hacer 100 millas diarias”.
¿Cuál fue el propósito de la travesía? “Es un camino de fe, las travesías náuticas permiten el encuentro con uno mismo y además fomentan la unión entre pueblos, ya que en cada lugar que visitamos vemos a amigos y familiares. La literatura también juega un papel importante, ya que yo llegué al barco por los libros”, dijo Manuel. “Estamos llevando algunos libros que cuentan una historia de amor de Santiago de Compostela, escrita por Ana De Simone”.El viaje los mantendría fuera del país durante aproximadamente un año, ya que planeaban regresar en octubre-noviembre de 2022, cuando terminara la temporada de huracanes.
Dato curioso: El velero lleva el mismo nombre que el barco que perseguía a Moby Dick en la obra de Herman Melville, y esto no es una coincidencia.
Llegar a la Antártida en un velero puede parecer una tarea imposible. Solo seis embarcaciones argentinas lo lograron desde 1987 hasta finales de 2020. La séptima oportunidad tuvo lugar en el verano de 2021 y tuvo la particularidad de que se realizó a bordo del PEQUOD, el mismo velero que había realizado aquel viaje hace más de tres décadas.