por Carlos Diehl
A partir de una conversación en el Club, decidí juntar todo lo que había encontrado en internet respecto de anclas para yates.
Hay un grupo de anclas llamadas de ‘nueva generación’, que aparecieron hace unos 20 años y que resultan netamente superiores a todas las anclas anteriores por su confiabilidad en todo tipo de fondos. De la vieja generación, sólo quedan en pie las de tipo Danforth, pero con algunas reservas que comentaré.
En un principio, sólo se contaba con el ancla ‘almirantazgo’ o ‘de cepo’. Si estaban bien hechas, eran fuertes y se clavaban bien al fondo, pero garreaban alegremente en fondos blandos.
En 1933 un profesor de matemáticas inglés llamado Taylor patentó la CQR, que fabricaron Simpson y Lawrence. Tenía un enganche en forma de arado, cuya punta tocaba el suelo, estando el ancla acostada, gracias a una bisagra en la caña. La presión de la punta era muy leve y solía no morder y además el arado garreaba en fondos blandos. A pesar de todo esto, tiene aún hoy en día muchos adeptos. Yo no le daría lugar en mi barco.
En los años 80 los mismos fabricantes presentaron la Delta, que fue una enorme mejora. Tiene una caña fuerte y de una pieza, un arado con una especie de ‘orejas de elefante’ que, no sólo ofrecen mejor frenado, sino que aseguran que la punta (que está lastrada con plomo) se apoye bien en el suelo. Se engancha mejor en el fondo, pero no se entierra del todo y tiende a garrear en fondos blandos . Hoy los fabrica Lewmar
En la misma época, un alemán llamado Kaczirek inventó el ancla Bügel (‘aro’), también conocida como Wasi, por ser el fabricante. Los alemanes la adoran, pero tiene sus limitaciones por tener el mapa (uña, pala) chica y plana.
De estas dos últimas, salen las anclas de nueva generación: unas cuentan con un lastre para darse vuelta y clavarse, y otras con un aro.
SPADE. En los años 90 un francés llamado Poiraud inventó el ancla ‘Spade’. Su comentario fue que las anclas arado (CQR y Delta) eran maravillosas, porque araban todo el fondo. La de él, no: se clavaba. Había inventado la pala cóncava, que efectivamente es un freno mucho más eficaz. Tiene el 50% del peso en la punta, con una cuña llena de plomo en la parte de abajo. La concentración del peso en la punta se beneficia con una caña liviana, que en este caso es hueca (parece que nunca ha habido un problema con esto). Vale más que el doble que las otras anclas en su categoría, pero muchos navegantes que van a lugares extremos la consideran el mejor seguro para su barco. La parte pintada de amarillo se supone que es para ver si se enterró (no serviría en el Rio de la Plata!).
ROCNA. En el 2000 Peter Smith, navegante neozelandés que usaba anclas Delta, decidió armar un ancla mejor y comenzó a fabricar prototipos. En realidad no inventó nada, sino que copió la caña de la Delta, el aro de la Bügel y el concepto de pala cóncava de la Spade (no tiene lastre, aunque la punta está reforzada con más espesor de acero) y salió el ancla Rocna, que es la que yo preferiría para mi barco. Además se consigue en la Argentina pero sólo en tamaños 15, 20 y 25 kilos según el catálogo de Trimer.
La estuve viendo en Amazon, y para mi barco (aprox. 10 Kg) el precio ronda los 300 USD. Últimamente se fabrican en Canadá.
A poco de salir la Rocna apareció un imitador, también de Nueva Zelanda. La casa Manson, viejos fabricantes de anclas, sacaron su modelo Supreme, que muchos consideran muy buenas.
En los últimos años han salido un montón de anclas de esta categoría. La crítica ha sido muy favorable, pero ninguna me llega a convencer de que mejora a las ‘veteranas’. Rocna sacó un ancla llamada Vulcan, muy parecida a la Spade. Dicen que es tan buena como la Rocna original, pero al no tener aro, se acomoda mejor en los rodillos de proa de los cruceros. Salió una llamada Ultra, muy cara y con buena crítica. Como la Spade, tienen las cañas alivianadas. La Ultra es de inoxidable, material que algunos consideran sospechoso de ser más blando que el galvanizado (depende de las aleaciones, por supuesto)
Creo que el consenso es que estas anclas ‘nueva generación’ son muchísimo más confiables en todo tipo de circunstancias y fondos, pero todavía cabe una mención de las anclas del tipo Danforth, un desarrollo de las anclas ‘de patente’ de los buques grandes.
Los Srs. Danforth y Og patentaron su ancla en 1939, que fue muy usada en los desembarcos aliados en la Segunda Guerra, donde ganó una merecida fama. Las anclas Danforth han sido imitadas y “mejoradas” infinidades de veces. Invariablemente, las “mejoras” fueron un fracaso. Los inventores establecieron la forma de las palas, la caña y el cepo y el ángulo ideal entre palas y caña (entre 32 y 35 grados) y sólo las que siguen esas pautas funcionan bien, si usan, claro, el material apropiado. Las Fortress, de aleación de aluminio, son excelentes, pero hay muchísimas de ‘estilo Danforth’ que son muy malas (las Fortress tienen dos formas de armado, a 35 grados o, para barro flojo, a 45 grados; hay quien opina que en esta última posición es poco eficiente).
Donde suelen fallar las ‘Danforth’ es en las pruebas de cambio de dirección de tiro. En las pruebas, se ve primero si el ancla muerde y, en su caso, en qué distancia lo hace (generalmente en un largo de ancla o poco más) y si zafa o no cuando se aumenta la tensión. Después se cambia la dirección de tiro a a 90 y a 180 grados. Las buenas anclas suelen cambiar de dirección sin zafar del fondo o, si zafan, vuelven a morder en un corto tramo. Puede pasar que el ancla acumule mucho barro o arcilla en la pala y esto dificulte el nuevo enganche. Con las Danforth esto se agrava, porque el barro (o una piedra, raíz, algas) impide que pivoteen las palas, y si quedan para arriba no hay caso de morder. Así y todo, sigue siendo una muy buena ancla secundaria, sobre todo en fondos blandos y, además es liviana y fácil de estibar.
En los años 80 también salió un ancla que ha sido muy popular: la Bruce. El Ingeniero Bruce la diseñó para plataformas petroleras, a ser construidas en grandes tamaños, y después las vendía en escalas para yates. En un momento, Bruce cortó la producción y el modelo fue ampliamente copiado. En general se considera un ancla falluta para morder y muy garreadora, salvo que si se sobre dimensiona (conclusión: no la llevaría).
Siendo un elemento tan importante para la seguridad del barco, en general se recomienda no caer en novedades ni imitaciones raras.